La economía, para mí, es una cosa muy fácil y lógica… a toro pasado, claro. La Economía en mayúsculas no importa mucho, sólo importa tu economía personal. No te obsesiones ni amargues con las noticias agoreras.
Porque, en realidad, la economía para mí es la historia de tener mis planes mientras sucede lo contrario a lo que yo pensaba que iba a suceder. Más o menos.
Bueno, el caso es que ya vuelvo al redil tras largos años de chascos. Harto de quedarme boquiabierto por los giros para mí inesperados que ha dado la economía y la vida.
Sin embargo, no deja de ser eso de que
la realidad siempre supera a la ficción.
Y las predicciones, sean mías, tuyas o de “súper expertos que te cagas”, no dejan de ser una ficción recubierta de datos, hipótesis y demás argumentos.
Cansado de confiar en la infalibilidad tanto de oráculos de carne y hueso como también de esos que ves en YouTube, he llegado a la conclusión de que la certeza sobre el futuro es una quimera. O dicho al estilo de Don Perogrullo:
tengo pocas certezas pero una es que no hay certeza sobre la conveniencia de tal o cual inversión o estrategia de tu economía personal, ni de cuando un cisne negro se estrellará contra tu realidad.
El otro día, en una conversación de sobremesa, de amigos, todos pequeñísimos empresarios o profesionales autónomos, uno de ellos nos espetó a los dos que le parecíamos más eruditos en esto de la economía la siguiente pregunta:
¿cuándo va a llegar el gran crack?
Yo respondí:
A corto plazo no creo, a medio plazo seguro, pero eso puede ser dentro de seis meses o seis años, pues es cíclico, los ajustes de los desbarajustes. Pero a largo plazo, estoy seguro de que todo estará mejor, mucho mejor, porque la Humanidad progresa pese a momentos de crisis e involución, progresamos. Sólo hay que ver cómo se vivía hace tan sólo cien años.
El otro, que creo que es más listo que yo, increíblemente dijo que pensaba lo mismo. Me dejó algo aliviado.
Un mundo con velas y candiles, de gente sin memoria, ni ganas de saber historia.
La producción de energía eléctrica en España se hizo por primera vez a escala masiva con las grandes obras hidráulicas que regularon las principales cuencas hidrográficas desde los años 1920.
Pero muchos de mi edad, que han conocido el mundo rural de los años 70 y 80, recordarán cuando llegó el agua corriente a las casas, y los desagües de aguas sucias, es decir,
no hace tanto que la gente dejó de ir a defecar al corral o al campo, o en el infinito del pozo ciego que tiene bajo sus pies (de eso aún queda mucho, y algunos terminan rebosando).
A veces uno debe ser muy expeditivo para que el mensaje cale en la mente de las personas. No quería ser soez, sólo que fuéramos optimistas ante el futuro.
Siempre sale el Sol.
Es por ello que hoy me apetecía quitarle hierro a la gravedad de las nefastas noticias con las que a cada instante nos asustan. Ya está bíen de darles nuestra capacidad de pensar a los agoreros, gurús, y chamanes de la economía.
Recordarles a ustedes que es muy posible que nada de ello suceda. Pero que a la vez es muy posible que suceda algo peor que no teníamos previsto.
La otra certeza que tengo, y es que
tras la tormenta siempre sale el Sol, las tormentas son normales y habituales, y a pocos les parte un rayo.
Creo que para protegernos sólo podemos tener unos eurillos ahorrados por si la tormenta se alarga más de lo deseable.
Así que estamos en verano y toca olvidarse de todo para volvernos a asustar a la vuelta de las vacaciones.
