Dolor ante el Espejo del Éxito y el Fracaso: ¿suerte o mérito?

por Abel Marín

Suelo hacer esta pregunta para conocer a alguien: ¿crees en la suerte?

Las respuestas son variadas, pero evidentemente se pueden clasificar en dos: sí o no. 

Los que tienen éxito lo justifican por su mérito, y los que fracasan lo achacan a la suerte, más o menos, depende de la humildad de cada cual …

La cuestión se pone mucho más interesante cuando les pido lo siguiente:

Cambia la palabra «suerte» por «aleatoriedad».

Entonces surge el dolor ante el Espejo del Éxito y del Fracaso, y meritocracia y aleatoriedad luchan a brazo partido. 

Así comienza nuestra exploración emocional sobre cómo interpretamos nuestras victorias y derrotas… y ponemos nuestra vida y obra a examen.

En esta danza de la vida, cada paso, cada giro, nos revela más sobre nosotros mismos y la tela intrincada de la realidad que nos rodea.

El mérito personal: La llama de la determinación

Forjando nuestro destino

En el corazón de cada triunfo yace la chispa de la determinación, el mérito personal que se alza como un faro en la oscuridad. Aquí, en el dominio del esfuerzo y la perseverancia, entendemos que el éxito no es un regalo, sino una conquista, una manifestación de nuestra capacidad para soñar y actuar con propósito.

La humildad en la victoria

La humildad se presenta como el suave susurro que nos recuerda que, aunque somos los arquitectos de nuestras victorias, cada logro es también un hijo del tiempo, del lugar, y de las miles de manos invisibles que nos han guiado y apoyado en el camino.

La «Suerte»: El velo de la incertidumbre

Aleatoriedad: el compañero impredecible

La suerte, con su capa de misterio, baila a nuestro alrededor, recordándonos que la vida está llena de giros inesperados. Aquí, en el reino de lo impredecible, aprendemos a abrazar la aleatoriedad, a encontrar la belleza en lo desconocido y a aceptar que no todo está bajo nuestro control.

El fracaso y la aceptación

En los momentos de fracaso, la suerte a menudo se convierte en el chivo expiatorio de nuestras desventuras. Sin embargo, es en estos momentos donde la humildad brilla con más fuerza, invitándonos a aceptar nuestras limitaciones, aprender de nuestros errores, y seguir adelante con la cabeza alta.

La Intersección de mérito y suerte: tejiendo el destino

La sinergia del esfuerzo y la oportunidad

Entre el mérito personal y la suerte se encuentra el campo fértil donde se siembran los sueños. Aquí, la acción consciente se entrelaza con la fortuna, creando oportunidades inesperadas que solo pueden ser aprovechadas por aquellos preparados para recibirlas.

El Poder de la actitud

Nuestra actitud ante la vida, ante el éxito y el fracaso, puede transformar la suerte en un aliado y el mérito en el cimiento de futuras victorias. En este espacio emocional, cultivamos la gratitud, la resiliencia y el optimismo, elementos clave para navegar las aguas turbulentas del destino.

Más allá de la suerte y el mérito

En última instancia, nuestra jornada, y nuestra vida es una obra de arte, un lienzo en el que pintamos con los colores del mérito y la suerte. Cada pincelada, impulsada por la humildad y adornada con la esperanza, revela la verdadera esencia de nuestra existencia: una búsqueda constante de significado, un baile eterno con el destino, donde la única verdad inmutable es el amor que ponemos en cada paso del camino.

De todas formas, no dejamos de comprobarlo cada día en ese intrigante cambio aleatorio de nuestros deseos, metas u objetivos, muchas veces influídos por lo que pasa ante nuestros ojos, o lo que nos ponen ante la pantalla que estás mirando.

Quizás tenga mucho que ver con ser optimista o pesimista, pueder ser pobre, pero no para soñar.

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