Aquel que escribe y publica contenido opinativo en RRSS sabe, o debería saber, que va a tener un porcentaje de personas que coinciden más o menos, porque cada cual tiene su punto de vista y sus matices.
Pero también ha de esperar un porcentaje de personas que lo rebatirán. Unos con argumentos, la mayoría con las tripas, y no pocos con mala educación e insultos.
Eso es fácil evitarlo. Solo hay cuatro maneras de evitarlo, más o menos, y son:
- Dejando de escribir sobre asuntos que, a priori, sabes que son sensibles y hay posiciones enfrentadas.
- Tratando asuntos agradables, rollo superación personal, o valores como la empatía, la cooperación, la compasión, la solidaridad, etc., y hacerlo con estilo bobalicón, con ternura, buscando el agrado de todos, tal cual un vídeo de cachorros de animales con banda sonora amorosa.
- Seguir el discurso políticamente correcto, hoy llamado woke.
- No publicar nada. Cerrar el pico, no abrir la boca.
Dice el filósofo Antonio Marina, en su libro La Inteligencia Fracasada, que los fallos cognitivos no sólo afectan a los individuos, sino a las sociedades enteras, y que son muy comunes y habituales. De hecho, si la Humanidad no fuera tan estúpida, estaríamos viviendo en un paraíso terrenal.
Y yo, os digo de corazón, con absoluta honradez, que cuando escribo sobre asuntos opinativos, me guían tres principios:
- Voluntad de aportar un punto de vista que creo correcto y bueno para todos, que nos sirva para mejorar.
- Exponer con argumentos, y cuando el asunto lo permite, respaldado con datos.
- Con educación, respetando, sin insultos.
Pero también sé, por cuestión profesional, que el lenguaje escrito es un arma, no de doble filo, sino de infinitas aristas, puntas y filos, pues cada lector lo va a interpretar de una manera distinta, y los factores son tan variados como:
- El momento en que lo lea (de día, de noche, en fin de semana, durante el almuerzo, de vacaciones, en su horario de trabajo…).
- Su estado de ánimo (triste, con depresión, eufórico, optimista, frustrado…).
- El canal o medio que use (móvil u ordenador, WhatsApp o Telegram, Facebook, LinkedIn, Instagram, X,…).
Pero, normalmente hay un factor que todos pasamos por alto: Capacidad de comprensión lectora.
Tema tan peliagudo como el efecto Dunning-Kruger. Todo el mundo asegura saber leer, y todo el mundo cree que basta con saber leer para comprender todo tipo de texto. Y en general, observo correlación entre el nivel de comprensión lectora y el efecto Dunning-Kruger.
Dicho de forma muy bruta y coloquial podría definirse como que los más inteligentes tienen una percepción de sí mismos inferior (se ven menos inteligentes de lo que realmente son), y al revés, los menos inteligentes se creen más listos de lo que realmente son.
Y en mi opinión, ninguno, ni los unos ni los otros, reconocerán estar por debajo de la media en inteligencia. Yo me incluyo.
Normalmente, según los abundantes estudios sobre la materia, aseveran que los individuos menos formados y capacitados suelen opinar acerca de todo sin tener un conocimiento adecuado de las materias que se tratan.
Los cabales tienden a callar, a actuar con prudencia, o no actuar hasta tener seguridad. Y los insensatos tienden a hablar de todo, imponer su criterio incluso a gritos, y por supuesto a cometer mayor número de errores, muchos de ellos fruto de la imprudencia. Es por ello, que una de mis creencias más firmes es que:
Es más dañino el estúpido que el malvado.
O dicho de forma impersonal:
la estupidez es más peligrosa que la maldad. Si bien, son primas hermanas.
Vayamos a los datos sobre capacidad de comprensión lectora:
Varias maneras de aproximarse a la medición de la comprensión lectora
- Niveles de Formación: Según la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2022, un 39,1% de los hombres y un 32,6% de las mujeres de 25 a 64 años poseen un nivel de formación correspondiente a la primera etapa de educación secundaria e inferior (nivel 0-2). Por otro lado, el 37,5% de los hombres y el 44,7% de las mujeres tienen educación superior, incluyendo doctorado (nivel 5-8). Estos niveles de formación influyen significativamente en la capacidad de comprensión lectora de la población. (Fuente INE)
- Participación en Actividades Formativas: En 2022, el 50,6% de la población de 18 a 69 años participó en alguna actividad formativa. De estos, el 54,6% adquirió conocimientos mediante aprendizaje informal, lo cual puede mejorar indirectamente sus habilidades de comprensión lectora. (Fuente INE)
Algo tiene que ver con nuestros hábitos de lectura y formación
- Actividades Educativas: Un porcentaje considerable de la población adulta se involucra en actividades educativas, lo cual sugiere un interés en el aprendizaje continuo y potencialmente en la lectura. En 2022, alrededor del 26,6% de la población adulta tenía una titulación universitaria, lo cual generalmente está asociado con mejores hábitos de lectura y comprensión (INE).
- Distribución por Niveles Educativos: La distribución de los niveles educativos muestra diferencias significativas entre sexos y grupos de edad. Por ejemplo, en el grupo de edad de 25 a 34 años, un 57,0% de las mujeres y un 44,1% de los hombres alcanzaron niveles de educación superior (INE).
Pero la estadística es una verdad a medias.
En mi día a día profesional corroboro que la inmensa mayoría de la población no es capaz de mantener la concentración en textos de más de una página, salvo los literarios (novela, relato, story telling).
Es más, un porcentaje abrumadoramente elevado manifiesta a los abogados no entender los contratos y escrituras notariales que han firmado.
A mayor abundamiento, es un hábito muy extendido no leer los contratos que se firman, sino simular que se leen, o dicho de forma coloquial:
hacer como que lees pero no lees, porque te da vergüenza reconocer que no entiendes un carajo de lo que tienes delante.
Hace poco, pedí mis informes médicos por una gran preocupación que tengo sobre mi salud. Varios compañeros del bufete me dijeron que no era buena idea leer sobre cuestiones médicas por nuestra evidente falta de conocimientos.
Tenían razón, sin ambargo, todo cambia si esa lectura rápida va acompañada de un posterior estudio, lo cual hice y requirió muchas horas de otras lecturas, mucho diccionario y textos adecuados para legos en medicina.
Y claro, dudo yo mucho que, cuando escribo, como en mi anterior artículo, basado la Constitución, el funcionamiento del Tribunal Constitucional o del Consejo General del Poder Judicial, aquellos que ladran como perros rabiosos sin entender nada de lo que leen, decidan profundizar sobre las materias.
Qué menos que un par de horas para leer la exposición de motivos de las leyes sobre las que escribo e indico el enlace directo al BOE o de las CCAA.
¿Para qué?
¡Qué ocurrencia la mía!
Pero, por suerte, seguiré expresando mis ideas, creencias y postulados, con argumentos y educación, mientras el derecho fundamental a la libre expresión se mantenga en España, por dignidad y porque sé que aquel que quiere agradar a todos no agrada a nadie.
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