¿Qué significa «Woke»? La Agenda Oculta del Marxismo Cultural

por Abel Marín
WOKE

El término woke surgió en los años 20 del siglo pasado en el movimiento anti segregación de los afroamericanos, y resurgido hace décadas como un adjetivo para describir a quienes se consideran «despiertos» frente a las injusticias sociales y los problemas del mundo.

Sin embargo, en las últimas décadas, esta palabra ha sido absorbida por una agenda ideológica que utiliza el concepto de «conciencia» para dividir a las sociedades y avanzar un proyecto político: el del marxismo cultural.

El marxismo cultural: la reinvención del comunismo tras la caída del muro de Berlín

Desde la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, el comunismo se vio obligado a reconfigurarse.

La lucha de clases tradicional, con el «proletariado» enfrentado a la burguesía, dejó de tener sentido en un mundo donde las democracias liberales fomentaban sociedades heterogéneas, basadas en la propiedad privada y la libertad económica.

Ante esta realidad, el marxismo cultural emergió como una estrategia alternativa. Su objetivo sigue siendo el mismo: eliminar la propiedad privada y concentrar el poder en manos de una élite, pero su método ha cambiado.

En lugar de movilizar a las masas trabajadoras, ahora busca sumar, de forma utilitarista, las demandas de distintas minorías. Estas minorías, muchas veces en conflicto entre sí, son agrupadas bajo el paraguas de una supuesta lucha común por la «justicia social». Sin embargo, lejos de defenderlas genuinamente, el sistema woke las utiliza como herramientas para dividir y polarizar a la sociedad.

No olvides que el objetivo es una dictadura del proletariado, por ello, en sus tiempos mozos Pablo Iglesias, pregonaba que la democracia era el camino para el verdadero objetivo: ellos, la élite, gobernando de forma dictatorial.

A ver, Corea del Norte, Cuba, Venezuela son casos notorios.

¿Cómo opera el movimiento woke?

El wokeísmo se presenta como una ideología inclusiva y progresista, pero en la práctica funciona como una máquina de fractura social. Divide a las sociedades en múltiples frentes:

  • Hombres contra mujeres. Instrumentalizando el feminismo hasta el extremo, generando una guerra de género.
  • Campo contra ciudad. Demonizando al mundo rural mientras exalta una visión urbana y ecológica utópica, cuando son los agricultores y ganaderos los más capacitados para preservar su medio, la naturaleza.
  • Ecología contra desarrollo. Frenando avances económicos bajo el pretexto de la sostenibilidad, estos días el desastre de la DANA de Valencia es muestra del radicalismo ideológico.
  • Heterosexuales contra homosexuales. Explotando las diferencias en lugar de fomentar una verdadera integración. Hace décadas que estaba normalizada la sexualidad en nuestra sociedad, han creado un problema que no era tal.
  • Inmigrantes contra nativos. Promoviendo políticas migratorias que terminan afectando a los barrios más humildes, mientras las élites políticas viven en barrios acomodados, y permanecen ajenas a estos problemas.
  • Ricos contra pobres. Señalando como culpables a quienes prosperan económicamente, fomentando el resentimiento en lugar de aspiraciones, y con ese pretexto subirnos los impuestos a todos.

El caso más evidente de esta manipulación es el feminismo y el movimiento LGTBI. Si bien el movimiento nació como una lucha legítima por la igualdad, en manos del marxismo cultural se ha transformado en una herramienta de polarización.

Otro ejemplo claro es el de la inmigración. Se promueven políticas que afectan principalmente a las clases trabajadoras, cuyos barrios son los más impactados por la llegada masiva de inmigrantes. Estas comunidades, lejos de beneficiarse, terminan enfrentando problemas de convivencia y recursos, mientras la clase política permanece aislada en sus propios privilegios.

La reacción de las clases trabajadoras

Curiosamente, los grupos que inicialmente eran usados como herramientas del sistema woke están comenzando a darse cuenta del engaño, se siente traicionadas, y en verdad lo han sido.

En Europa y Estados Unidos, las clases trabajadoras, tradicionales votantes de la izquierda, han empezado a virar hacia opciones políticas de derecha.

Este fenómeno responde a un creciente descontento frente a las políticas que, bajo la apariencia de defenderlos, han erosionado sus condiciones de vida y su seguridad.

Y para más polarización se les acusa de insolidarios, racistas, enemigos de la naturaleza, homófobos, misóginos y fascistas. Mala cosa esa de insultar al sentido común.

La estrategia detrás del movimiento woke

La clave del éxito del wokeísmo radica en su capacidad para disfrazar sus verdaderas intenciones. Al posicionarse como un movimiento de «progresismo consciente», logra atraer el apoyo de diversas minorías y sectores de la sociedad. Sin embargo, el objetivo final no es resolver los problemas que estas minorías enfrentan.

Su objetivo es utilizarlas como herramientas para desestabilizar el orden social y erosionar los principios de las democracias liberales.

Despertando de lo woke

El movimiento woke no es lo que parece. Aunque se presenta como una corriente de justicia y progreso, en realidad busca dividir, polarizar y avanzar una agenda política que pone en riesgo los valores fundamentales de libertad y convivencia.

Es hora de que la sociedad despierte. No para caer en las redes de este discurso dde enfrentamiento, sino para defender una verdadera unión basada en el respeto mutuo y la justicia universal.

Entender qué significa woke es dar un paso importante hacia esa defensa.

Como ciudadanos, debemos rechazar cualquier ideología que manipule nuestras diferencias para convertirlas en trincheras de conflicto. El futuro debe construirse sobre la base de la libertad, la solidaridad y el respeto por la diversidad, no sobre las ruinas de una sociedad fracturada.

Creo no exagerar si afirmo que estamos en un momento crucial en la historia no sólo de España, sino de Occidente. También creo que somos el conejillo de indias con el que están probando la Agenda 2030, somos el laboratorio viviente.

Ah, y que no te engañen, las fuerzas dicen ser de centro o centro derecha también han entrado en el juego woke, de los políticamente correcto, es la nobleza de la agenda 2030, el feudalismo del Siglo XXI. 0

 

 

You may also like

2 comentarios

Josan 15 de diciembre de 2024 - 10:04

Muy buena visión de lo que nos está tocando vivir, de cómo los políticos crean por su interés problemas donde no los había: hombres-mujeres, gays-heteros, independentistas-autonomistas etc. Buen artículo

Responder
Abel Marín Riaguas Pensamiento del Día
Abel Marín 29 de diciembre de 2024 - 08:25

Hola Josan, no domino aún muy bien la getión de esta web, así que no me he dado cuenta de tu comentario.

El marxismo cultural lo empecé a percibir (como ex militante de la izquiera en mi juventud) a finales de los 90.

Ha sido un goteo, de ir sumando una amalgama de mirorías y auto proclamarse sus defensores. Hasta tal punto que han hecho creer que no votarles a ellos es sonónimo de anti ecología, machismo, racismo, homofobia, estar a favor de la pobraza, en fin, la maldad.

Sin embargo, ellos, la étite, viven contrariamente a sus proclamas, y a costa de todos.

La solución, desgraciadadamente, es individual…. https://www.abelmarin.com/la-solucion-es-individual/

Responder

Deja un Comentario

* Utilizando este formulario, aceptas que se queden guardados tus datos en esta web.