Porque estás harto.
Harto de la corrupción que lo envuelve todo, de los escándalos que surgen cada semana, y encima, de unos niveles de cutrez que ya ni siquiera puedes soportar sin que te provoquen náuseas.
Harto de salarios de mierda. Harto de que todo está mucho más caro. Harto ver que los buenos se van fuera y los que vienen no aportan, sino que extraen.
Te prometieron una cosa, pero el partido al que votaste ha hecho justo lo contrario. Esa promesa de cambio o de mejora solo era otra estafa más, y mientras te decían que la economía iba «como un tiro», tú miras alrededor y no ves más que desesperanza. No ves futuro.
Estás harto de que pisoteen lo que significa ser español, de que te traten como si defender tu país fuera un acto vergonzoso, cuando lo único que intentas es mantener intacto algo que todavía valoras. Y cuando hablas, te ridiculizan.
Harto de que te vendan la Seguridad Social como un sistema de bienestar, pero luego esperas meses para una consulta o te encuentras con un servicio público que no cumple ni lo más básico.
Todo eso mientras te sacan impuestos por cada rincón, pero sabes perfectamente que ese dinero no llega donde debería. Tus impuestos no se usan con ética ni eficiencia, y los que están en el poder siguen llenándose los bolsillos, como auténticos golfos.
A veces, te preguntas, ¿hasta cuándo seguiré tragando sapos?