Mientras tenemos una guerra en Europa. Mientras tenemos a dos candidatos terroríficos para las elecciones de Estados Unidos. Ayer intentaron matar a Trump, ya veremos que consecuencias tiene todos ello.
O mientras la corrupción en España es tan alta que ya creo que ni nos importa.
Pero creerá usted de me estoy refiriendo a lo que presuntamente ha chorizado el hermano y la esposa del Presidente, Koldo, los de los ERE, o los de la prostitutas y la cocaína con dinero público. Pues no. No me estoy refiriendo a esa corrupción, esa es pequeña, aunque vomitiva, por supuesto.
La corrupción es intelectual, de valores. Es el retorcimiento de los principios básicos de un Estado de Derecho. Están destruyendo la Democracia desde el siniestro treatro que es el Tribunal Constitucional.
Aunque para qué voy a decirle nada a usted, un domingo como hoy que lo más importante es la final de futbol de la Eurocopa.
Y claro, lo esencial es que un chaval de 16 años, de origen magrebí, que sabe jugar al balompié, no premio de matemáticas, sea la prueba irrefutable de la integración. Sin embargo, ayer coaccionado, como de costumbre, pagué a los gorrillas de siempre para aparcar el coche en la vía pública. También de origen magrebí, entre otras procedencias. Muy integrados. Llevan años con esa actividad de forma estable, y al parecer en clara expansión del negocio. Pues amplian zona y ya cubren los tres turnos, mañana, tarde y noche.
Pero eso no debe ser verdad, no sucede, me lo estoy imaginado cada día, es como lo de la okupación de viviendas, debo padecer psicósis delirante.
El Mundial de Qatar pasó para mi como si nada, ni me enteré, no vi ni un partido. Esta Eurocopa, tres cuartos de lo mismo.
No dejo de observar con asombro que todo sigue igual bajo el Sol, pan y circo, para el vulgo.
E impuestos, para pagar las migajas de pan que nos echan, y el circo gratis en la tele. Lo de gratis nada de nada, es la televisión más cara de todas, porque es pública, esa la paga usted, obligado, quiera o no quiera.