Creo no exagerar si afirmo que estamos en un momento crucial en la historia no sólo de España, sino de Occidente. También creo que somos el conejillo de indias con el que están probando la Agenda 2030, somos el laboratorio.
Esto hace un tiempo me parecía como una película conspiranoica, pero cada día las evidencias son más claras.
«La minoría más pequeña en la tierra es el individuo. Aquellos que niegan los derechos individuales, no pueden llamarse defensores de las minorías.» – Ayn Rand
Con el eslogan de defender a una amalgama de minorías, nos están sometiendo a los individuos, uno a uno. Sí, también a los que se sienten parte de la minoria protegida.
La corrupción en nuestra sociedad ha alcanzado niveles que trascienden lo puramente vulgar del enriquecimiento ilícito de la clase política.
Lo más alarmante es la perversión de las instituciones del Estado, diseñadas originalmente para proteger al ciudadano, pero ahora utilizadas como herramientas al servicio de agendas políticas, intereses partidistas y el perpetuo juego del poder. Y prueba de ello es nuestro Tribunal Constitucional, un órgano político al servicio del «Partido»
La Ley de la Mediocridad a cambio del voto
Más grave aún es la victoria, que espero sea temporal, de la cultura de la mediocridad y la vagancia. Valores que antes eran motivo de orgullo, como el mérito, la excelencia y el esfuerzo, han sido arrinconados en favor de una complacencia que se ha normalizado.
Lo peor es que esta mentalidad ya no solo se promueve, sino que ha sido codificada y legitimada dentro de nuestras propias leyes.
Poco a poco, unos y otros, han infiltrado estas ideas en el sistema legal, consolidando un modelo que premia lo fácil y castiga lo excepcional. Unas leyes que le quita al que produce para cambiarlo por el voto del que parasita.
El primer paso…. tomar consciencia
Como abogado, he sido testigo directo de cómo estas dinámicas han pervertido la justicia y la equidad, favoreciendo narrativas que priorizan el control ideológico sobre la verdad y la razón. Esta realidad es lo que me impulsó a escribir Tragando Sapos, una novela que no solo relata una historia, sino que expone las sombras más oscuras de nuestra convivencia.
Ambientada en una España al borde del colapso, la novela refleja un país atrapado entre la inflación descontrolada, la crisis política y una sociedad dividida. Sus protagonistas enfrentan traiciones, corrupción institucional y la constante lucha por sobrevivir en un sistema diseñado para aplastar a los vulnerables.
Pero Tragando Sapos no es solo un relato de desesperación. Es una llamada a cuestionar, a despertar el pensamiento crítico y a no seguir tragando sapos sin reflexionar. Porque si algo podemos aprender de estos momentos de crisis, es que el cambio empieza cuando dejamos de aceptar lo inaceptable.
Te invito a adentrarte en las páginas de esta novela, a reflexionar sobre la realidad que nos rodea y a buscar, como sus protagonistas, un camino hacia la redención. Este es el momento crucial: ¿nos conformamos o decidimos luchar por lo que de verdad importa?
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