Un sabio del siglo XVII hablando de inteligencia artificial

por Abel Marín

Las mentes más privilegiadas de nuestro siglo XXI se debaten en posiciones contrapuestas sobre cómo afrontar el reto del avance exponencial de la tecnología de la inteligencia artificial.

Desde luego, la primera cuestión es la valoración ética o moral que como seres humanos debemos de emitir sobre el hecho de auto sustituirnos en funciones y habilidades, hasta ahora, netamente humanas.

Con la Inteligencia Artificial ¿Perdemos nuestra razón de existir como seres racionales?

La pregunta, tal juego de palabras (ideas) encierra la conveniencia sobre la limitación de la razón humana, incluso su necesariedad.

Leibniz, una de las mentes más grandes de la Historia de la Humanidad nos daba su opinión con esta afirmación:

“es indigno que los hombres notables pierdan su tiempo como esclavos del cálculo cuanto podrían dejar ese trabajo en manos de cualquiera si se usaran las máquinas”

Claramente, el filósofo apostaba por que lo realmente humano es la creatividad… crear.

Mentes sintientes con corazones pensantes.

Los clásicos ya veían con nitidez que la naturaleza humana es dual, razón y emoción. Hoy nos parece notorio, y lo es.

Quizás estemos finiquitando una Era, la de la Razón, pero que no supone su eliminación, sino la de su superación, para volver a poner en el centro la emoción, la espiritualidad, la ética y la moral.

En definitiva, poner en el la cúspide de la jerarquía de los valores humanos la otra mitad de nuestra naturaleza que, no parece que sea posible encontrar sustituto: el alma humana.

La triste noticia, me temo, es que incluso el concepto de alma será algún día explicado por la inteligencia artificial y reducido a una compleja realidad física fruto de reacciones moleculares infinitesimalmente improbables pero posibles, y de hecho nuestra existencia será la prueba irrefutable de la hipótesis científica.

Es probable que para entonces las guerras de religión vuelvan a ser necesarias, pero esta vez, serán entre creyentes en el Alma Humana y Nihilistas.

Vuelvo a dar vueltas sobre lo mismo, como en un post anterior, la naturaleza humana.

Y ¿Qué hago yo escribiendo de esto?

Escribir no es otra cosa que una técnica para lograr oírse a uno mismo.

Será divertido cuando me vuelva a leer dentro de un tiempo, y comprobar como los hechos nos han ido dando el conocimiento para formarnos un criterio más cercano a la verdad.

En este sentido hago una apuesta respondiendo a la tan de moda pregunta ¿qué profesiones serán las más demandadas tras la incursión de la IA?

Respuesta: las que requieran la intervención de un ser humano de carne, hueso y alma, que te escuche, que te sienta, que te toque, que te mire a los ojos y te entienda.

Imagen de Wikimedia

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