Escojo la vida del pirata cojo

por Abel Marín

“Entre todas las vidas escojo la del pirata cojo, con pata de palo, con parche en el ojo, con cara de malo, …”, me encanta esta canción de Sabina.

De tanto en tanto fantaseo, dime quién no lo hace, con otras carreras profesionales. Con qué hubiera pasado si hubiese elegido otra carrera, otra actividad, e incluso otra especialidad jurídica…

Quizás empujado por la dureza del día a día, quién no ha soñado (puede que ahora estés en esa fase), con un cambio total. Ya sea de vida, de trabajo o de dirección de tu negocio. Con eso que hace ya tiempo vienen a decir los gurús del éxito fácil y rápido: reinventarse a uno mismo.

Bien, bien, pero que no se convierta en un vicio… déjame que te cuente…

Hace muchos pero que muchos años soñé con ser abogado, y tener un bufete en el centro de Valencia, que creciera por toda España. Lo primero ya hace tiempo que lo conseguí, la segunda parte depende mucho de lo que diré unas líneas más abajo.

Comienza el ladrillo argumental

Se sustrae de la doctrina de Carl Jung, que los seres humanos tenemos grabado en el inconsciente los arquetipos universales de los personajes que en el plano real aparecen una y otra vez. La del pirata podría ser una.

Esa memoria genética que heredamos generación tras generación, no sólo se aprehende por la experiencia, sino también por la palabra. Y no sólo la escrita, la cual es muy reciente en términos cronológicos, sino y sobre todo por la tradición oral. Pues alrededor el fuego, los humanos nos hemos ido transmitiendo conocimiento, contando historias.

De todos es sabido, que la mejor manera de enseñar es contando un cuento. Hoy en la era del dominio anglófono, lo denominamos story telling. Para mi que los primeros homos sapiens hace 200.000 años, en sus incipientes leguajes, lo llamaban: relatos que cuentan Verdad. Normalmente verdades como puños, y tenían la única finalidad de garantizar la supervivencia como individuos y como tribu… ergo, como especie.

El pirata se va de parranda con unas sirenas.

Hoy quería hablar de la lección olvidada del pasaje de las sirenas o canto XII de la Odisea. Esa en la que Ulises obliga a la tripulación a sellar sus oídos con cera y a él atarlo al mástil del barco para evitar enloquecer al oír sus cantos.

No niego que el mensaje más popular que ha calado en la cultura universal es el aviso o advertencia de la precaución de debemos tener ante las palabras agradables que en realidad nos pretenden engañar, estafar o embaucar.

Pero creo que a nivel de empresa y de carrera profesional, encierra una lección mucho más poderosa: mantener el rumbo. Mucho más en lo personal.

Observo tras haber superado más de medio siglo de vida que una retaíla de refrantes y adagios populares siguen siendo verdades como puños:

  • de que aprendiz de todo maestro de nada,
  • y que sólo el trabajo y esfuerzo constante en una misma dirección te llevará lejos,
  • que nadie paga más por menos, sino al revés (duros a cuatro pesetas)
  • y por tanto la mejora continua no tiene otro posible resultado de la prosperidad.

El cambio de rumbo (estrategia de empresa, carrera profesional, objetivo, misión y visión de empresa), en mi opinión debe ser algo excepcional, extraordinario, sólo para evitar peligros o fracasos que el análisis sereno de los datos (pensamiento correcto) y la tendencia lo fundamente.

La moraleja

La verdadera historia del Pirata es la de un niño que quería surcar los mares, pero no se fijó un rumbo, sino se enroló en un barco con unos tipos duros, y viró y viró… el resto lo dejo a tu imaginación.

La norma es fijarse una meta u objetivo, y no desviar el rumbo y confiar en el largo plazo, la ley de la siembra.

Es esa manera se consigue lo que de verdad ansiamos que es:

  • el “logro”, que es éxito sin glamour ni fantasías. y
  • la verdadera felicidad, o algo parecido que es vivir con sentido, el que tú has elegido, con sus penas y glorias, pero con sentido, 

Que no te engañen, dite la verdad. Lo esperable es que el camino sea largo y dificil. Que haya fracasos, largas horas de trabajo y estudio, rentabilidades pírricas e incluso periodos de pérdidas. Mide, mide con objetividad, es el antídoto para los cantos de sirena, el dato mata el relato.

Esos cantos de sirena, vendrán de fuera (la vida de los otros en formato anuncio publicitario) pero también de dentro de tu cabeza (tus miedos te señalarán vías de escape).

Espero que te haya sido de ayuda o utilidad, a mi me lo ha sido. O al menos de entretenimiento o delite, además es gratis y las historias de piratas son divertidas.

Bueno, depende del valor que le demos a nuestro tiempo. Quizás te hubiera sido más útil leer otro tipo de contenido, o realizar ese trabajillo de bricolaje doméstico que tu pareja te pide cada día, o ese curso online que te ayudaría a mejorar en tu trabajo.

Vaya, no doy puntada sin hilo, ni al final.

Imagen de a href  en Freepik

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