“Eres pobre hasta para pedir”, esa frase la tengo grababa en mi cabeza porque se la oí a mi padre “cienes y cienes de veces”. ¿Pesimista u optimista para soñar?
También recuerdo a mi madre replicarlo: “quien guarda cuando tiene, come cuando quiere”.
Y ahora resulta que Morgan Housel, en su libro “Lo que nunca cambia en un mundo cambiante” aconseja lo mismo, ¿habrá oído a mis padres?
El caso es que dice lo siguiente:
Ahorra como un pesimista e invierte como un optimista.
Planifica como un pesimista y sueña como un optimista.
Y dice más. Dice algo así como que tanto a nivel personal, de carrera profesional como empresarial la coexistencia de ser pesimista u optimista en las diferentes facetas, es decir, en valoración del presente y en las expectativas de resultado, suele verse en la mayoría de casos de éxito.
Y lo que no dice, pero es fácil de intuir, e incluso de confirmar en la vida real, es que los que hacen lo contrario suelen terminal regular o mal.
Sin olvidar que la realidad existe, y tener claro que ignorar la realidad no la hace desaparecer, debemos saber que nuestros pensamientos cuando se transforman en actos también crean o cambian la realidad.
Veamos por qué…
Optimista o pesimista en la gestión del dinero
«Ahorra como un pesimista e invierte como un optimista.»
Si eres optimista en el presente no verás la necesidad de contener tus emociones y darás rienda suelta a tus deseos de forma inmediata. ¿Resultado? no te permitirá ahorrar.
Pero si eres pesimista en la inversión optarás por las opciones de menor riesgo. Y debes saber que la prima de riesgo es inversamente proporcional al porcentaje de retribución a obtener (interés o beneficio), tus resultados serán pobres. O directamente no invertirás, acumularás ahorros que se irán devaluando por la inflación o carestía de la vida.
Y en cuanto a la carrera profesional o iniciativa empresarial
«Planifica como un pesimista y sueña como un optimista.»
Si eres optimista en el presente, tenderás a confiar en que las cosas te van a salir bien, porque tú lo vales. Y cuando comiences a andar surgirán mil obstáculos que ni por asomo imaginaste ni previste y, o bien no sabrás como reaccionar, reaccionarás mal o simplemente te quedarás paralizado y la cruda realidad te hunde en la miseria. Game Over.
Pero si eres pesimista en el futuro de tu proyecto o negocio, poco ambicioso, es decir, como decía mi padre: “si eres pobre hasta para pedir”, tus expectativas u objetivos serán tan bajos, y tendrás tan poco margen, que cuando lleguen los momentos difíciles serás de los primeros en caer, o ser expulsado del mercado.
Pero que no se nos escape un pequeño detalle!!!
Este que voy a decir no lo explica Morgan Housel, aunque lo enuncia, ni me lo dijeron mis padres. Desafortunadamente lo he aprendido sólo, y algo tarde. Y según creo, pudiera ser determinante lo siguiente:
La ecuación no es de matemáticas, sino de comportamiento humano.
Por tanto se da una paradoja: a pesar de ser una multiplicación y que el orden de los factores no altera el producto, en la realidad de la vida humana, el orden es siempre el que indica Housel, en cuanto al ahorro, y el que decía mi padre en cuanto a los negocios.
Me explico:
- Para poder invertir hay que empezar ahorrando, si no lo haces, la cantidad para invertir será siempre cero. No hace falta que te diga que multiplicar un gran optimismo por cero, da cero dinero. Fin de la fantasía.
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- Pero para emprender un negocio o una carrera profesional, es al revés, debes soñar muy, muy alto, y luego al planificar ya verás los inconvenientes. Nadie da más alto que donde apunta. Si lo que quieres planificar es algo mediocre, mejor que no empieces, porque no obtendrás más de lo que imaginaste, es más probable que consigas menos, aunque planifiques muy bien.
Piensa bien cómo decides pensar, tus resultados dependen de ello, no tardarás en mirarte al espejo, y te preguntarás qué pesó más si la suerte o tus actos…, recordarás esta lectura.
Bueno, no me hagas mucho caso, sólo lo justo, ten en cuenta a los que saben de verdad, este blog no tiene más intención de entretener mediante la reflexión.
Aprovecho para agradecer a mi asesor financiero, Israel de Pentaivest (ellos sí saben de verdad), haberme regalado los libros de Morgan Housel, muy recomendables para todos a los que os interese la Bolsa y la Vida.