Para algunos el Karma es como el horóscopo. Pero para mi el horóscopo diario es la ocurrencia de un tipo al que le pagan para que cada día haga un predicción con la misma rigurosidad que tendría un chimpancé.
Pues bien, según varios estudios y encuestas, un porcentaje significativo de personas en España y en el mundo cree en el horóscopo y la astrología.
En España, aproximadamente el 25% de la población cree en la astrología y consulta el horóscopo regularmente. Este interés se mantiene fuerte entre distintos grupos de edad. Especialmente entre los jóvenes y los millennials, quienes encuentran en la astrología una herramienta de autoconocimiento y guía espiritual (fuentes: Portal Astrología y Tarot), y portalastrologíaytarot ) .
A nivel mundial, la astrología sigue siendo popular en muchas culturas y sociedades. Encuestas globales han mostrado que alrededor del 30% de la población mundial tiene alguna creencia en la astrología y el horóscopo.
Este porcentaje varía dependiendo de la región y la cultura, pero refleja un interés persistente en las influencias astrológicas a pesar de las críticas científicas que catalogan a la astrología como una pseudociencia (fuentes: Estrella Guide y Rosario Nuestro).
En resumen, tanto en España como en el resto del mundo, una parte considerable de la población sigue prestando atención a los horóscopos y las predicciones astrológicas, utilizándolas como una forma de obtener orientación y consuelo en sus vidas diarias.
Pues el Karma va un poco de eso: de superstición, pero no lo es.
En su aclamado libro Influencia: La Psicología de la Persuasión, Robert Cialdini desglosa seis principios fundamentales que explican cómo y por qué las personas pueden ser influenciadas: reciprocidad, escasez, autoridad, compromiso y coherencia, prueba social y simpatía.
Aunque estos principios parecen intuitivamente correctos, también reflejan una verdad más profunda sobre la naturaleza humana y su interacción con el mundo: el karma no es un concepto místico, sino un fenómeno respaldado por la ciencia del comportamiento.
Reciprocidad
El principio de reciprocidad sostiene que las personas tienden a devolver favores.
Esta dinámica es observada y documentada en numerosos estudios psicológicos.
Cuando alguien nos trata con amabilidad, nos sentimos obligados a devolver esa amabilidad, creando un ciclo de intercambio positivo.
Pero también a reaccionar ante los agravios, ataque u ofensas, con enfrentamiento, con reproches o simplemente alejándonos de la persona, creando un ciclo de intercambio negativo.
Este principio puede ser visto como una manifestación del karma: nuestras buenas acciones nos retornan en forma de buenas respuestas de los demás.
Pura lógica, es el saldo de tu cuenta reputacional, no hay que buscar los tres pies al gato.
Escasez
La percepción de escasez aumenta el valor de un objeto o experiencia. Esto se basa en la psicología evolutiva, donde la disponibilidad limitada de recursos aumentaba su valor para la supervivencia.
En el contexto moderno, este principio sigue siendo poderoso: el miedo a perder el trabajo, a que nos falte dinero, crean una urgencia en las personas, llevándolas a actuar rápidamente.
Desde la perspectiva del karma, valorar y aprovechar las oportunidades para actuar con generosidad y bondad puede tener un impacto duradero y valioso en nuestras vidas.
Autoridad
Las figuras de autoridad tienen un gran poder de influencia. La tendencia humana a seguir a los líderes y expertos está profundamente arraigada en nuestra necesidad de estructura y orientación.
Este principio se refleja en cómo nuestras acciones y comportamientos pueden influir en los demás.
Actuar con integridad y sabiduría puede posicionarnos como figuras de autoridad, atrayendo respeto y cooperación de los demás, un claro ejemplo de cómo el karma se manifiesta científicamente en las dinámicas sociales.
En sentido contrario, actuar maliciosamente, con deshonestidad, generará rechazo, reproche y trato nefasto de la mayoría del grupo.
Compromiso y Coherencia
Las personas tienden a ser consistentes con sus compromisos previos.
Una vez que tomamos una decisión, es probable que nos mantengamos en esa dirección para evitar la disonancia cognitiva. Este principio muestra cómo nuestras decisiones iniciales moldean nuestras acciones futuras, creando un ciclo de comportamiento coherente.
Este es un aspecto científico del karma: nuestras acciones pasadas influyen en nuestro presente y futuro, creando una trayectoria consistente de experiencias.
Ser confiable o no serlo marcará la manera en que los otros se relacionan con nosotros.
Prueba Social
El principio de prueba social sugiere que las personas siguen el comportamiento de la mayoría, especialmente en situaciones de incertidumbre.
Este fenómeno, estudiado en psicología social, demuestra cómo nuestras acciones pueden establecer normas y comportamientos dentro de un grupo.
Actuar con bondad y generosidad no solo mejora nuestras interacciones individuales, sino que también puede establecer un ejemplo positivo para los demás, fomentando un entorno más colaborativo y solidario.
Simpatía
Las personas son más propensas a ser influenciadas por aquellos que les agradan.
La simpatía se asocia con la percepción de atributos positivos como la honestidad y el éxito.
Este principio tiene una fuerte conexión con el karma, ya que nuestras actitudes y comportamientos hacia los demás determinan cómo nos perciben y nos tratan. Actuar con simpatía y amabilidad aumenta las probabilidades de recibir lo mismo a cambio.
Actuar contradiciendo siempre a los demás, juzgándolos, burlándose, criticando, produce antipatía, y en consecuencia no puedes esperar colaboración, ayuda o generosidad, más bien lo contrario.
Si tu vida es un mierda, piensa bien en todo lo que te he dicho.
En mi opinión, sólo en mi opinión, los principios de persuasión de Robert Cialdini no solo nos iluminan sobre las dinámicas de influencia interpersonal, sino que también nos ofrecen una comprensión más profunda del karma.
A través de un incesante proceso de interacciones, nuestras intenciones y acciones no sólo moldean nuestras propias vidas, sino que también influencian y son influenciadas por el mundo que nos rodea.
Al reconocer esta interconexión, podemos elegir conscientemente actuar de manera que promueva un ciclo positivo de reciprocidad, amor y generosidad, creando así tu mundo mejor.
No reconocerlo, puede que nos instale en una círculo vicioso de incesantes historias tristes.
El karma, entonces, no es un concepto místico. Es una realidad científica observable en nuestras interacciones diarias, donde nuestras acciones y actitudes crean un ciclo constante de influencia y respuesta.