La corrupción es tan generalizada, tan cotidiana, y llevamos tanto tiempo conviviendo con ella que nos es difícil de detectarla.
Me pregunta un cliente y amigo, que va a comprar una casa totalmente para reformar, inhabitable, que le cuesta 140.000€, pero según Hacienda el Valor de Referencia de Mercado es 182.000€.
Por ende deberá pagar el 10% del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, sobre el valor más alto e irreal.
4.200€ por la cara.
Un atraco que sufrimos por los que el pueblo parece haber vuelto a votar. Sí, incluído el PP y todos los nacionalistas, a iniciativa del PSOE y la extinta Nosotras Pudimos, en eso se ponen de acuerdo sin rubor. El 1 de enero de 2022 nos metieron la mano en el bolsillo elevando la tributación en la compraventa de viviendas debido al nuevo valor de referencia catastral.
Evidentemente, recurriremos la liquidación tributaria.
Pero le he dicho que tarderemos varios años en conseguir una resolución. Ojala que sea en vía administrativa, pero que quizás haya que recurrir la vía Contenciosa-Admininistrativa (judicial).
Ahora bien, como casi seguro que finalmente nos darán la razón, nos pagarán intereses de demora y costas.
Pero tengo una mala noticia: todo eso lo pagaremos algunos con nuestros impuestos. Ahora vas y lo cascas.
Y digo algunos, no todos, pues sólo unos pocos pagamos, el resto cobra.
Ah, y ningún funcionario ni responsable politico pagará las consecuencias ni los costes innecesarios. Cero responsabilidad. Ningún reproche.
La corrupción en este país no sólo es política, es generalizada. Y nuestra actitud deplorable. El silencio de los borregos, porque eso es lo que somos todos, unos borregos.
A nadie le perece importar esa corrupción cotidiana, la ineficiencia generalizada, el despilfarro, la falta de rigor, el abuso, la cleptocracia… «semos asín».
Dudo entre si se trata de una ineptocracia o una cleptocracia.
Dan ganas de emigrar, pero a dónde.
