Nuevamente tenemos ante nuestras narices en toda Europa como germina el totalitarismo. Con toda lógica, como reacción.
Veamos la última muestra analizando el resultado de las elecciones en los Estados alemanes de Turingia y Sajonia.
Una desconexión alarmante entre la voluntad popular y las políticas migratorias
Las recientes elecciones en Turingia y Sajonia han revelado una tendencia preocupante: un porcentaje abrumador de la población en estos estados ha votado por partidos que defienden políticas restrictivas de inmigración.
Si sumamos los votos de los partidos con posturas anti-inmigración y aquellos que, aunque moderadamente, también favorecen un control más estricto, como la CDU, llegamos a una conclusión contundente: más del 75% del electorado en ambas regiones ha expresado su apoyo a políticas más restrictivas en materia de inmigración.
Los datos nos hablan
Turingia:
- AfD (Ultra Derecha, Anti-inmigración): 32.8%
- BSW (Ultra izquierda, Crítica con la inmigración):** 15%
- CDU (Centro derecha, Moderadamente restrictiva con la inmigración): 23.8%
En resumen el 71.6%** del electorado apoyó partidos con políticas restrictivas sobre inmigración.
Sajonia:
- AfD (Ultra dereach, Anti-inmigración): 30.8%
- BSW (Ultra izquierda, Crítica de la inmigración): 12%
- CDU (Centro Derecha, Moderadamente restrictiva con la inmigración):** 32%
Total: 74.8% del electorado votó por partidos con posturas restrictivas en inmigración, con distinta beligerancia, de momento.
Estos porcentajes muestran un apoyo masivo a partidos que promueven políticas más restrictivas en cuanto a la inmigración.
Téngase en cuenta que sucede en un contexto donde la renta per cápita es significativamente más baja que la media nacional. Entre el 75% Turingia y el 82% de Sajonia respecto de la media alemana. Este contexto socioeconómico, junto con un sentimiento de descontento, ha facilitado el crecimiento de estas formaciones políticas en las regiones orientales de Alemania.
Implicaciones democráticas ¿quién abrió la puerta al totalitarismo?
La persistencia de políticas pro-inmigración a nivel nacional, impulsadas por el actual gobierno de coalición, contrasta fuertemente con la clara voluntad expresada por los votantes en Turingia y Sajonia.
Esto plantea una pregunta crítica sobre la representatividad de las políticas actuales: si la mayoría de los ciudadanos en estas regiones apoyan un enfoque más restrictivo, pero si las políticas siguen siendo contrarias a esta preferencia, ¿podrían considerarse éstas políticas como antidemocráticas?
Ignorar la voluntad de una mayoría tan contundente no solo podría considerarse una falla democrática, sino que también podría provocar un mayor crecimiento de partidos extremos y populistas en futuras elecciones. Los votantes podrían concentrarse aún más en aquellas formaciones políticas que defiendan de manera clara y nítida sus preferencias sobre la inmigración. Ello abrirá la puerta al totalitarismo, incrementando la polarización y el riesgo de inestabilidad política. Como ya ha sucedido en el pasado muchas veces.
La élite será reemplazada por los bárbaros.
¿Quién pone en riesgo la democracia? ¿Los radicales o políticos que gobiernan en contra de lo que la mayoría pide?
Si la élite política no sigue el mandato de los electotes, éstos serán más contundentes y explítitos en el futuro. Y los dirigentes de la formaciones políticas más radicalizadas se sentirán con patente de corso para aplicar medídas más duras. ¿Quién, pues, habrá abierto la puerta al totalitarismo?
La desconexión entre las políticas migratorias nacionales y la voluntad popular en estados como Turingia y Sajonia es un indicador alarmante de una crisis de representatividad.
En mi opinión, si los partidos políticos tradicionales no ajustan su enfoque para alinearse mejor con las preocupaciones de los votantes, podríamos ver un fortalecimiento aún mayor de partidos como AfD y BSW, con consecuencias profundas para la política alemana en su conjunto.
Esto está sucediendo en toda Europa, pero parece que la miopía de los representantes de nuestras ineptocracias, y su cortoplacismo serán lo creadores del totalitarismo que nos devastará.
Es crucial que las políticas reflejen la voluntad popular, especialmente cuando esta es tan clara. De lo contrario, la erosión de la confianza en las instituciones democráticas podría continuar, alimentando un ciclo de radicalización y descontento que pone en riesgo la cohesión social y política del país.
Advertidos estamos.