¡Gran descubrimiento! Los aranceles existen al menos 5.000 años (y aún hay quien se escandaliza)

por Abel Marín
aranceles

Que tú no te acordaras de los aranceles no significa que no han marcado tu vida, las de tus padres y las de tus ancestros desde que nacisteis todos.

El Derecho Tributario no es una ocurrencia ni un entretenimiento dominguero para mí. Es mi trabajo. Es lo que leo, aplico, discuto y peleo todos los días. Además de abogado, he estudiado Dirección General de Empresas en una escuela de negocios, rodeado de empresarios y directivos que saben lo que es pagar nóminas, cuadrar cuentas y sobrevivir a Hacienda.

Y si eso no fuera suficiente, te resumo mi vida laboral en pocas palabras: he sido empleado, mando intermedio, autónomo llanero solitario, emprendedor sin red y hoy soy socio cofundador de un despacho que asesora a personas reales, con problemas reales.

No hablo de energías renovables ni de la recuperación del lince ibérico. Hablo de lo que conozco: tratos entre personas, entre empresas, política fiscal, poder y pasta.

Un poco de historia (para los de memoria corta)

Sí, colega, los aranceles existen desde hace al menos 5.000 años.

Tenemos registros de ellos en la civilización sumeria, en Mesopotamia, y también en el Antiguo Egipto unificado bajo el faraón Narmer. Allí ya se aplicaban tasas y peajes a las mercancías que cruzaban rutas fluviales, ciudades o regiones.

Grecia, Roma, Bizancio, los imperios coloniales, las repúblicas comerciales italianas, la Inglaterra victoriana… todos han usado aranceles.

No por maldad, sino por lógica económica, bueno y para que su líderes trincaran sin currar.

Porque la política fiscal no se limita a cobrar impuestos: implica decidir cómo proteger tu economía, en qué se gasta y a quién beneficia.

China y el milagro controlado

China entendió esto como nadie. Su ascenso meteórico se basa, en buena parte, en una política fiscal planificada, arancelaria, intervencionista.

Proteger industrias locales, condicionar inversiones extranjeras, controlar el tipo de cambio, y cuando ya eran fuertes… liberalizar lo justo.

Foco a largo plazo, visión del partido comunista, y todos a callar, el que disiente… desaparece. 

Resultado: una potencia industrial, tecnológica y comercial. 

Es ese al que quieres de aliado, bueno quizás no, pero nuestros dirigentes en Bruselas, sí.

España: años 60, proteccionismo con resultados

En los años 60 y 70, con todos los matices que quieras, se protegieron sectores estratégicos, se impulsó la industrialización y se usó el gasto público con visión de futuro.

Eso generó el llamado “milagro económico español”. Gobernaba quien gobernaba, yo no lo llegué a conocer, pero cuentan de todo sobre él.

Y luego llega Trump… y ¡horror!

Un presidente elegido democráticamente (otra vez) en Estados Unidos decide aplicar su programa: baja impuestos, sube aranceles, repatria industria. Lo que han hecho todos. Lo que hace China cada día.

Pero como lo dice en alto y lo hace sin pedir permiso a Bruselas, resulta que es un peligro para la estabilidad global.

No. Lo que molesta no es lo que hace. Es que deja en evidencia a los que no hacen nada.

Y a nadie nos gustan sus formas, no cae bien, pero aunque queramos no podemos votarlo ni dejarle de votar, es de otro país. Un pequeño detalle.

Trump y Milei, dos outsiders que no necesitan vivir de la política pero que saben que sólo se puede cambiar desde dentro. Eso acojona a muchos.

El gran truco: hacernos discutir solo sobre impuestos

En España, ni siquiera tenemos unión fiscal real. Cada comunidad autónoma va por libre. Recaudan distinto, gastan sin control central, y exigen solidaridad mientras compiten fiscalmente entre ellas. Un modelo sin dirección, sin estrategia y sin visión de país.

Y en la Unión Europea, lo mismo pero más caro. Tenemos una moneda común, pero ni unión fiscal ni control real del gasto. Solo exigencias desde el norte, obediencia en el sur, y toneladas de cinismo institucional.

Creo que sería más interesante echar un vistazo a dónde se van tus impuestos y saber que el presupuesto de 2023 sigue prorrogado, lo cual es una anomalía democrática y constitucional muy grave, pero… ¿Quién nombra a los miembros del Tribunal Constitucional?

Fiscalidad sin control del gasto es teatro (y del malo)

Si el Estado solo sabe recaudar pero no sabe gastar, no es un gestor, es un recaudador con disfraz de gestor. 

La verdadera política fiscal requiere saber cuándo proteger, cuán do invertir y cuándo exigir sacrificios. Pero claro, eso no queda bien en la rueda de prensa del viernes.

Voy a dejar de decir tonterías, la política ha sido mayormente para beneficio de los dirigentes, y algo para el pueblo.

Con los aranceles ocurre como con ciertos debates que nos venden como soluciones de “última generación”.

Como la legalización de las drogas para luchar contra el narcotráfico: regular producción, distribución y tributar como si fuera alcohol suena moderno y sensato… hasta que te das cuenta de que sólo tendría sentido si todos los países del mundo lo hicieran a la vez, con las mismas reglas y el mismo control. Una quimera. Pura fantasía.

Pues con la fiscalidad pasa igual: sin soberanía fiscal real, sin control del gasto, y con una UE donde cada uno va a su aire, hablar de armonización fiscal, justicia tributaria global o competencia leal es como hablar de unicornios con hacienda propia.

El que tiene buena política fiscal, tiene poder. El resto solo tiene ruina.

Así que sí, los aranceles existen desde hace al menos 5.000 años. El gasto público importa tanto como los impuestos. Y quien controle ambos, gobierna. Los demás, solo cumplen.

¿Te sorprende? Pues empieza a hacer las preguntas que nadie quiere contestar.

Entendiendo las cosas los sapos se tragan mejor… 

 «TRAGANDO SAPOS»

 

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