Cambio Semántico: nuestra verdadera emergencia.

por Abel Marín

No es el Cambio Climático sino el Semántico nuestra verdadera emergencia.

Vivimos en una era sin precedentes, donde la información fluye a velocidades vertiginosas gracias a la tecnología y las redes sociales.

Sin embargo, esta expansión tecnológica ha traído consigo una crisis profunda que he decidido acuñar como Cambio Semántico.

Este fenómeno se refiere a la pérdida del significado de las palabras, un problema que ha erosionado nuestra capacidad de comunicarnos eficazmente y ha generado una paradoja en la comunicación.

La pérdida del «significado de las palabras»

En un mundo ideal, la comunicación es un puente entre emisores y receptores, un canal claro y directo que facilita la comprensión mutua. Sin embargo, hoy en día, este puente está lleno de grietas y fisuras. Las palabras ya no significan lo mismo para todos, y esto ha desencadenado una serie de malentendidos que complican la interacción humana.

No ha sido de repente, aunque en la última década observo una trepidante o peligrosa aceleración.

Género: la confusión de los términos

En el ámbito de género, términos como «feminismo», «igualdad» y «derechos» se han visto envueltos en debates encarnizados. Para algunos, el feminismo es una lucha justa por la igualdad, mientras que para otros, se ha convertido en una amenaza a las estructuras tradicionales. Este cambio semántico ha polarizado aún más a la sociedad, dificultando un diálogo constructivo.

La ideología a enmudecido a la biología. Una minoría ha conseguido imponer el dogma de que el género, y más aún el sexo es un constructo social.

Se ha hecho creer que sexualidad es lo mismo que género, y no es cierto, pero claro, esa nueva religión está incluso protegida por el código penal y decir que un señor con barba no debería entrar el vestuario de mujeres en un gimnasio por mucho que diga que se siente mujer, puede tener su reproche penal o es escarnio público y viral.

Economía: la ambigüedad en la discusión

Hace tanto años que dejamos de oír la palabra decrecer…, ¿no se dan cuenta de que llevamos años oyendo en el relato económico el concepto “crecimiento negativo”?

¿No se dan cuenta ustedes que es una trampa, que debería denominarse “decrecimiento”? Que lo contrario de crecer es menguar, pues bien, hasta los Premio Nobel de Economía usan la expresión.

En el terreno económico, palabras como «socialismo» y «capitalismo» han perdido sus significados originales.

Para unos, el socialismo es sinónimo de justicia y equidad, mientras que para otros es un sistema fallido y opresivo.

Del mismo modo, el capitalismo puede ser visto como un motor de progreso o como una maquinaria de explotación. Esta ambigüedad semántica impide una discusión productiva sobre las políticas económicas necesarias para un desarrollo sostenible.

El socialismo se basa en la prohibición de la propiedad privada y su sistema económico dirigido por el estado, que a su vez gobierna el partido único y sin división de poderes.

Mientras que el capitalismo, se basa en la propiedad privada como base la economía de libre mercado en un sistema de democracia liberal y de división de poderes.

Sociedad: el espejismo de la «Verdad»

En el ámbito social, conceptos como «verdad» y «realidad» se han vuelto fluidos y maleables.

La proliferación de noticias falsas y la manipulación de la información han creado un entorno donde es difícil discernir lo verdadero de lo falso. Esta crisis semántica ha generado una profunda desconfianza en las instituciones y ha fragmentado aún más la sociedad.

La comunicación es el hilo que teje nuestras interacciones, el puente invisible que conecta nuestras mentes y corazones. Sin embargo, en el laberinto moderno de la información, este hilo se ha enredado en un nudo de contradicciones y paradojas. Así surge la comunicación paradójica, una forma de interacción donde los mensajes se convierten en espejismos, reflejando significados contradictorios y creando un caos emocional y cognitivo.

El verdadero problema: la comunicación paradógica

Imagina tratar de comunicarte en un espejo roto, donde cada fragmento refleja una imagen distorsionada de tu mensaje.

En la comunicación paradójica, lo que dices y lo que se entiende pueden ser diametralmente opuestos. Esta forma de comunicación está impregnada de mensajes ambiguos y contradictorios, donde una palabra puede significar una cosa y su opuesto al mismo tiempo.

No sé si de debe a una oscura estratégia de los poderosos (no creo), o a simple devenir de los tiempos, pero desde luego cumple la máxima de divide y vencerás, ahora versión 4.0.

Ejemplos de Comunicación Paradójica 

Relaciones Personales

En las relaciones personales, la comunicación paradójica puede ser devastadora. Frases como «Haz lo que quieras» cuando en realidad se espera que la otra persona adivine el deseo real, crean un juego de adivinanzas y frustración. Este tipo de interacción no solo genera confusión, sino que también erosiona la confianza y la intimidad.

Ámbito Laboral

En el entorno laboral, un jefe que dice «Quiero que seas creativo, pero sigue las reglas estrictamente» envía un mensaje paradójico. Los empleados se encuentran en una encrucijada, sin saber cómo cumplir con expectativas contradictorias, lo que resulta en estrés y disminución de la productividad.

Política y Sociedad

En la política, los líderes a menudo envían mensajes paradójicos para mantener el control y la ambigüedad. Por ejemplo, promover la libertad de expresión mientras se censuran ciertas opiniones crea un ambiente de desconfianza y polarización. La sociedad se fragmenta, incapaz de encontrar un terreno común en medio de un torbellino de contradicciones.

Las consecuencias emocionales

La comunicación paradójica tiene profundas consecuencias emocionales. Causa ansiedad, ya que las personas se sienten atrapadas en situaciones sin salida clara. Provoca frustración y resentimiento, pues los mensajes contradictorios dificultan la toma de decisiones y la acción coherente. Además, perpetúa la incomprensión y el aislamiento, ya que es imposible construir relaciones saludables y efectivas sobre cimientos de paradojas.

Rompiendo el ciclo de la paradoja

Para romper el ciclo de la comunicación paradójica, es esencial promover la claridad y la congruencia en nuestros mensajes. Esto requiere una reflexión profunda sobre nuestras intenciones y el impacto de nuestras palabras. La empatía y la honestidad son fundamentales para deshacer los nudos de contradicción y construir una comunicación auténtica y efectiva.

En un mundo donde la paradoja parece ser la norma, debemos esforzarnos por ser faros de claridad y coherencia. Solo entonces podremos navegar a través del laberinto de la comunicación moderna y encontrar un camino hacia la comprensión y la armonía.

La paradoja de la comunicación en la Era de la traducción simultánea

Es irónico que, en una época donde contamos con herramientas avanzadas de traducción simultánea, estemos viviendo una especie de Torre de Babel moderna.

Aunque podemos comunicarnos con personas de diferentes partes del mundo en tiempo real, las palabras han perdido su significado y se han convertido en entidades fluidas y engañosas. Esta paradoja ha llevado a una espiral negativa de incomprensión y conflicto.

Hacia una nueva ética de la comunicación

Para superar el Cambio Semántico, es crucial adoptar una nueva ética de la comunicación. Necesitamos esforzarnos por entender el contexto y la intencionalidad detrás de las palabras, ser conscientes de nuestros propios sesgos ideológicos y practicar la empatía y el respeto en nuestras interacciones diarias. Solo así podremos reconstruir el puente de la comunicación y avanzar hacia una sociedad más cohesionada y armoniosa.

En conclusión, la crisis de comunicación que enfrenta nuestra cultura occidental es un reflejo del Cambio Semántico, una pérdida del significado de las palabras que ha exacerbado los problemas sociales y la polarización. Reconocer este problema y trabajar activamente para solucionarlo es el primer paso hacia un futuro mejor.

Imagen de Freepik

 

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