La realidad existe, y oirá cantos de sirena que le dirán que el mundo es mental. Pues, no, oiga, no. O al menos para lo que no somos seres de luz.
La realidad es un elemento fundamental e ineludible en nuestras vidas, independientemente de nuestra disposición a reconocerla o no.
La famosa frase de la aclamada escritora y, en mi opinión, la mejor filósofa contemporánea: Ayn Rand,
«La realidad no desaparece cuando se ignora»,
nos invita a reflexionar sobre la importancia de enfrentarnos de manera honesta y objetiva a los hechos que nos rodean. Ello aplica tanto en la vida personal como en la profesional y en la empresa.
Su traducción a la cultura popular viene ser algo así como:
puedes no creer en la ley de la gravedad, pero si te lanzas desde una décima planta morirás”
En nuestra búsqueda por comprender el mundo y encontrar significado en nuestras experiencias, a veces tendemos a rechazar o distorsionar la realidad según nuestras propias conveniencias o creencias preconcebidas. Sesgo, todos tenemos el sesgo de nuestras creencias e ideologías.
Sin embargo, la realidad persiste, imperturbable ante nuestros intentos de ignorarla o negarla.
Es más posible que esté equivocado y el resto acertado.
Al ignorar la realidad, no sólo estamos engañándonos a nosotros mismos. También estamos renunciando a la oportunidad de entender y transformar nuestro entorno de manera más efectiva. Ignorar la realidad puede llevarnos por caminos erróneos y desencadenar consecuencias no deseadas.
La frase de Rand nos exhorta a enfrentar la realidad con valentía y objetividad, abriéndonos a la verdad que nos rodea. Sólo al abrazar la realidad en su totalidad, sin filtros ni prejuicios, podemos tomar decisiones informadas y construir un futuro sólido y significativo.
No me gusta la realidad, pero me aguanto porque existe.
La realidad puede ser incómoda, desafiante e incluso perturbadora, pero ignorarla no altera su existencia. Sólo cuando estamos dispuestos a enfrentarla de frente, podemos adaptarnos, aprender y crecer como individuos y como sociedad.
Una sociedad que se repite mentiras como un mantra convertido a dogma está abocada al fracaso.
Una de las realidades más incómodas la señalaba Carl Gustav Jung y es “la sombra”, tema delicado para otro post, muy incómodo, ciertamente.
En última instancia, reconocer que la realidad no desaparece cuando la ignoramos nos brinda una oportunidad invaluable: la oportunidad de vivir una vida más auténtica y consciente, basada en una comprensión sólida y fundamentada de nuestro entorno.
A través de esta mirada directa y sin concesiones a la realidad, podemos forjar un camino hacia el progreso y el florecimiento personal.
La ERA Woke, donde la realidad no existe
Una época en la que ser hombre o mujer es sólo la anotación del género (a voluntad) en el Registro Civil. Un tiempo en que la violencia contra las mujeres es muy sencilla de analizar porque sólo existe una causa idéntica para todas y cada una de las agresiones (ser hombre el agresor). Una era de liberación que asegura que ser heterosexual es un constructo social, que en realidad somos todos de orientación multisexual…
Son verdades sociales que no se corresponden con la realidad real, y la realidad, recordemos que es muy tozuda.
En conclusión, recordemos siempre que la realidad está presente, imponente y lista para ser confrontada.
Negarla o evadirla no nos lleva a ninguna parte. Sin embargo, aceptarla y abrazarla nos brinda la base necesaria para construir un futuro mejor, o al menos evitar dirigirnos a un precipicio.
El dato es al relato lo que el agua bendita al Conde Drácula, lo mata.
La realidad no desaparece cuando se ignora, pero su comprensión y aceptación nos permiten trascender y encontrar nuestro verdadero potencial.
Miente, miente que algo queda
Sin embargo, el ignorante permanece, y cuando son legión sucede el desastre.
Repleta está la Historia de sociedades y civilizaciones que obcecadas en negar la realidad, tras mucho sufrimiento, se extinguieron. Cuando caen en la cuenta de su error, unos rectifican y se enmiendan, otros se fanatizan y masacran al disidente.
Siempre reinará la ilusión y la mentira, pues el ser humano huye del dolor, del esfuerzo, pero de tanto en tanto, la realidad da un golpe de Estado y lo llamamos crisis, cataclismo, catástrofe, cisne negro …
En realidad eran las ineludibles consecuencias de la simple realidad, esa que permanece desterrada y sepultada bajo el ruido y la bota de los ignorantes que la niegan, pero resurge e imparte Justicia. ¡¡¡Vaya que si la imparte!!!